Los seres humanos tenemos la terrible capacidad de encontrar excusas para todo, y lo peor, es que nosotros mismos le encontramos todo el sentido, nos autoconvencemos: a lo mejor le ponemos una excusa a alguien para no hacer algo en concreto, e inconscientemente, nos creemos que es así.
Como ya os dije en otra ocasión, si no queremos hacer lo que nos piden, debemos aprender a decir que no, no tenemos ninguna obligación.
Pero, ¿qué pasa cuando las escusas nos la ponemos a nosotros mismos?, cuando sabemos que debemos, por nuestro bien, realizar un cambio, pero no terminamos de empezar…
A veces es por miedo a los cambios, otras porque nos supone un esfuerzo que no sabemos hasta que punto estamos dispuestos a llevar a cabo.
- «Quiero empezar a hacer deporte», pero hoy estoy cansada, mejor empiezo mañana, y sino, el lunes que estaré mejor…
- «Voy a cuidar mi alimentación», pero hoy me apetece ir al burguer, mañana tengo un cumpleaños, y en quince días una cena, mejor el mes que viene…
- «Voy a comenzar un nuevo proyecto», pero me va a llevar mucho tiempo, no sé como empezar, tengo mucho que hacer, algún día lo haré…
La palabra clave es: compromiso. Compromiso con los demás, pero sobretodo con nosotros mismos.
¿Por qué vamos a postergar algo que tarde o temprano sabemos que tenemos que hacer?
¿Qué necesidad tenemos de autoengañarnos?
¿De verdad esto nos hace sentirnos bien?
Personalmente, a mi me crea más ansiedad, si es cierto que yo soy una persona muy impaciente. Pero pensar que cuanto antes empecemos, primero veremos los resultados, sean los que sean, y podremos actuar al respecto.
Hay una cosa muy cierta : Si queremos, podemos, solo tenemos que tener claro si de verdad queremos hacerlo, y no ponernos limitaciones que en realidad no existen.
Y vosotros, ¿Qué excusas os ponéis?
😉 Ángela
Que cierto, nos convencemos de ello y nos quedamos tan panchos pensando que es verdad!!
A por nuestra meta y sin excusas!!😍😍
Me gustaLe gusta a 1 persona